El síndrome del atracón

España, diciembre de 2023

Casi todo el mundo, en algún momento de su vida se ha dado un atracón de comida, pero lo normal es que haya sido puntual, en alguna celebración o comida especial o con algún alimento deseado. Como indica la dra. Marisa Navarro, lo normal es que sean en casos muy esporádicos. El problema se produce cuando es repetitivo, entonces estamos ante el síndrome del atracón.

Las personas que lo sufren son aquellas que se dan atracones de comida de forma regular, mínimo una vez por semana, y suelen hacerlo en soledad o bien a escondidas. Generalmente, son personas que comen cantidades ingentes de alimentos, en muy poco espacio de tiempo y con la sensación de no poder parar de comer y controlar lo que les está sucediendo. “Después de estos episodios la persona se siente muy culpable, avergonzada y se propone que no va a volver a ocurrir, pero al poco tiempo se repite el atracón, sin que crean que puedan evitarlo; es una fuerza enorme que les lleva a volver a repetir la situación”, explica la dra. Marisa Navarro, autora del libro “La alimentación emocional”.

A diferencia de la bulimia, las personas que padecen el síndrome del atracón no suelen tener episodios de castigo, con restricción de la comida, o provocarse vómitos, purgarse o hacer ejercicio hasta caer extenuada para compensar el exceso de comida, simplemente después del mencionado descontrol vuelven a comer de manera normal, “así hasta el próximo episodio de atracón, que no tardará mucho en producirse” señala la doctora. Estamos cerca de entrar en las Navidades, en las que se suceden las comidas de empresas, con familiares, amigos, y no un día, sino uno detrás de otro: comidas o cenas de empresa y/o amigos, Nochebuena, Navidad, Nochevieja, Año Nuevo, noche de Reyes, Día de los Reyes Magos, y alguna otra celebración, es una época en que todo el mundo aunque no se haya visto en todo el año, le entran unas ganas enormes de verse, y siempre para comer. “Una época en la que cualquiera cae en los atracones, por lo que hay que estar especialmente atentos”, recomienda la doctora Navarro.

En la mayoría de las ocasiones, las personas afectadas por este síndrome sienten que no controlan y que creen que no pueden evitarlos, por lo que procuran darse esos atracones a escondidas, y ocultárselo a todo el que les rodea, de ahí la dificultad para detectarlo, incluso la familia más allegada no se percata de lo que está sucediendo.

Estos excesos suelen ser de comida en general, o de lo que se tenga a mano, pero en muchas ocasiones son atracones de algún alimento que le gusta mucho a la persona resultándole muy apetecible. “Son capaces de ir a comprarlo en grandes cantidades o prepararlo para darse un atracón”, matiza Marisa Navarro.

Esta forma de comer tiene mucho de conducta compulsiva, y aunque se podría decir que “hay tantos atracones como personas que se los pegan”, todos tienen en común lo difícil que les resulta parar de comer, controlar esa situación que los desborda y creen que no pueden manejar.

Según indica la doctora Marisa Navarro, “la acción del atracón viene precedida siempre por unos pensamientos, que no tienen por que tener relación con la alimentación, pero que nos están provocando sentimientos de ansiedad y angustia, y estos nos llevan a una actuación de desbordamiento que es el atracón”. Este atracón calma momentáneamente la ansiedad, llena los posibles vacíos emocionales que se puedan tener, sacian las carencias que sentimos , aunque solo es puntualmente. De esta forma, se crean unos circuitos neuronales entre la sensación de angustia y ansiedad y la búsqueda de la calma a través del atracón de comida, y se repite cada vez que se desbordan esas emociones.

Las personas que sufren este síndrome, durante estos periodos suelen comer mucho más rápido, y comen y comen hasta que la sensación de llenado resulta bastante incómoda, llegando incluso a ser desagradable. Después de cada episodio la persona siente vergüenza, asco, sentimientos de culpabilidad, de desvalorización y muy baja autoestima, estos sentimientos les suelen acompañar hasta el próximo episodio.

El síndrome del atracón necesita tratamiento psicoterapéutico al tener principalmente un componente emocional y, en algunos casos, también se hace necesario el tratamiento farmacológico.

En estas fechas en las que nuestras despensas y neveras se encuentran con alimentos muy apetecibles, alimentos que posiblemente solo compramos en Navidad, la apetencia por ellos suele ser máxima. Si a esto le unimos que son momentos en los que nos reunimos con nuestros familiares y que no siempre las relaciones con ellos son tan buenas como nos gustaría, teniendo en muchos casos la ansiedad asegurada, se pueden producir muchos más episodios de atracones que en otros momentos del año. “Digamos que estas fechas facilitan los atracones”, indica la dra. Marisa Navarro.

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