3 Inventores

Tres jóvenes españoles, candidatos al Premio Jóvenes Inventores 2025

España, mayo de 205

El desperdicio de alimentos es uno de los desafíos más graves que enfrenta el mundo, y en particular la Unión Europea. Según datos de la Comisión Europea, cada año se tiran más de 59 millones de toneladas de comida en los países miembros, lo que equivale a 132 kilos por persona y supone unas pérdidas económicas de alrededor de 132.000 millones de euros. Parte del problema reside en la dificultad de evaluar con precisión la frescura de los productos, lo que lleva a consumidores y comercios a desechar alimentos que aún podrían ser aptos para el consumo. Esta situación, además, tiene un impacto directo en la salud pública: la Organización Mundial de la Salud estima que en Europa 23 millones de personas enferman cada año por consumir alimentos en mal estado.

En este contexto, tres jóvenes emprendedores afincados en Elche han dado un paso adelante con una innovación que podría transformar la industria alimentaria. Pilar Granado (29), Pablo Sosa Domínguez (29) y Luis Chimeno (28) han desarrollado unas etiquetas inteligentes y biodegradables que permiten conocer en tiempo real el estado de los alimentos, reaccionando ante el crecimiento bacteriano y ofreciendo así una herramienta eficaz contra el desperdicio y a favor de la seguridad alimentaria. Su empresa, Oscillum, ha sido reconocida a nivel internacional con su inclusión en el listado de los diez innovadores globales del Premio Jóvenes Inventores 2025, conocidos como Tomorrow Shapers, una distinción otorgada por un jurado independiente tras evaluar más de 450 candidaturas.

La tecnología desarrollada por estos tres emprendedores se basa en avances biotecnológicos que permiten a las etiquetas cambiar de color en función de la actividad bacteriana que afecta a los alimentos. Las etiquetas, fabricadas con polímeros biodegradables, incorporan indicadores inteligentes que reaccionan a los compuestos liberados por las bacterias a medida que los productos comienzan a deteriorarse. Este sistema ofrece una información más precisa que las fechas de caducidad tradicionales o el aspecto externo del producto, criterios habituales pero imprecisos que suelen inducir al error y al desperdicio.

Además de aplicarse a carnes y pescados, las etiquetas pueden utilizarse también en frutas y verduras, indicando su grado de madurez y evitando que se descarten por un aspecto poco atractivo cuando aún están en condiciones óptimas para el consumo. Frente a los actuales indicadores de frescura basados en el control de temperatura, las etiquetas de Oscillum suponen un avance significativo al detectar directamente el proceso biológico de degradación del alimento.

La historia de Oscillum comenzó de forma modesta pero reveladora. Granado, Sosa y Chimeno compartían piso mientras estudiaban en la Universidad Miguel Hernández de Elche. Un día, una simple duda doméstica sobre si consumir o tirar un trozo de carne que tenía mal aspecto pero no olía del todo mal, encendió la chispa de la innovación. “Fue una situación muy común, pero nos hizo reflexionar sobre cuánta comida tiramos por falta de información fiable”, recuerdan Granado y Chimeno. A partir de esa inquietud, comenzaron a investigar posibles soluciones que combinaran ciencia, sostenibilidad y accesibilidad.

Convertir esa idea en una empresa tecnológica no fue tarea fácil. Participaron en programas de emprendimiento, colaboraron con empresas del sector alimentario y contaron con el respaldo financiero del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI). También recibieron reconocimientos en iniciativas como los Premios Emprende XXI de CaixaBank. “Al principio, ni la industria ni los consumidores sabían qué era una etiqueta inteligente. Tuvimos que hacer mucha pedagogía y demostrar con datos la utilidad de nuestra tecnología”, afirma Pablo Sosa.

Fundada oficialmente en 2019, Oscillum ha crecido en inversión, equipo y capacidad de producción. Actualmente, además de las etiquetas inteligentes, la empresa trabaja en envases activos que interactúan con el entorno del alimento para prolongar su vida útil. Desde el primer momento, sus fundadores apostaron por proteger su innovación mediante una patente, lo que les ha permitido abrirse paso en un mercado altamente competitivo.

La nominación al Premio Jóvenes Inventores 2025 reconoce la aportación de Oscillum a los grandes desafíos globales definidos por los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU. En concreto, su tecnología contribuye al ODS 2 (Hambre Cero), ODS 3 (Salud y Bienestar), ODS 12 (Producción y Consumo Responsables) y ODS 13 (Acción por el Clima). La ceremonia de entrega de premios tendrá lugar el próximo 18 de junio en Islandia y podrá seguirse en directo. Entre los reconocimientos se encuentran tres galardones especiales y un Premio del Público, en los que Oscillum competirá junto a otras iniciativas disruptivas del ámbito global.

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