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Un estudio alerta de una brecha financiera estructural. 6 de cada 10 mujeres en España han dependido económicamente de su pareja

España, noviembre de 2025

La dependencia económica continúa siendo una de las formas más profundas e invisibles de desigualdad de género en España, según revela el estudio “La deuda de ser mujer: Radiografía de la brecha financiera en pleno siglo XXI”, presentado durante la Cumbre Mujer al Mando celebrada en Dubái entre el 14 y el 16 de noviembre. Elaborado por la divulgadora y experta en finanzas personales Laura Encina, el informe analiza la situación financiera de más de 5.000 mujeres españolas entrevistadas entre septiembre y octubre de 2028 y dibuja un panorama de vulnerabilidad, inseguridad y control económico que supera con creces la brecha salarial tradicional y se consolida como un mecanismo de dominación de género persistente.

El dato más revelador es que 6 de cada 10 mujeres han dependido económicamente de su pareja en algún momento de su vida, una situación que no solo se explica por la desigualdad de ingresos, sino también por un desequilibrio profundo en el acceso al dinero, la capacidad de decisión y el conocimiento financiero dentro del hogar. El estudio concluye que la problemática se intensifica tras las rupturas de pareja, donde la violencia económica adquiere nuevas formas y se prolonga durante años.

La mayoría de las mujeres encuestadas reconoce tener un control limitado sobre sus finanzas: el 76% afirma gestionar su dinero solo parcialmente, el 69% no dispone de una cuenta bancaria exclusivamente a su nombre y más del 64% declara haber estado en situación de dependencia económica respecto a su pareja. Esta falta de autonomía se ve reforzada por dinámicas de infravaloración o desconfianza, ya que un 71% asegura haberse sentido juzgada o ridiculizada por familiares o parejas al tomar decisiones económicas, y el 65% reconoce que los hombres continúan teniendo la última palabra sobre las cuestiones financieras más relevantes de la familia.

El ahorro y la inversión siguen siendo un terreno especialmente deficitario para las mujeres, con una brecha generacional pronunciada. Mientras que el 43% de las mujeres de entre 40 y 60 años posee algún tipo de ahorro o inversión, el 82% de las jóvenes de entre 18 y 28 años admite no contar con ningún colchón financiero. Esta carencia está estrechamente ligada a la falta de educación económica: el 72% de las mujeres de entre 28 y 40 años reconoce no sentirse segura ni preparada para tomar decisiones sobre su dinero.

Uno de los datos más preocupantes del informe señala que el 47% de las encuestadas se ha sentido atrapada en una relación por motivos económicos. Laura Encina recuerda que el 11,5% de las mujeres en España ha sufrido violencia económica a lo largo de su vida, pero destaca que el término sigue siendo desconocido o confuso para la mayoría: aunque el 63% ha oído hablar de él, el 76% no sabe identificar si lo ha sufrido. Encina advierte de que esta invisibilidad dificulta la detección del abuso y perpetúa una dependencia silenciosa con un profundo impacto psicológico y material.

El estudio también destaca el papel determinante que desempeñan los cuidados en esta desigualdad. El 54% de las mujeres afirma haber renunciado a oportunidades laborales o haber limitado su carrera profesional para atender a responsabilidades familiares, un sacrificio que afecta a sus ingresos, a sus pensiones y a su estabilidad económica a largo plazo. Esta fragilidad se intensifica tras la ruptura: el 83% de las mujeres separadas o divorciadas afirma que su situación económica ha empeorado, y un abrumador 91% denuncia que su expareja ha dejado de pagar pensiones o gastos compartidos como forma de presión o castigo. Esta práctica, considerada violencia económica post-ruptura, es tan habitual que ha tenido que ser tipificada en el Código Penal para proteger los derechos básicos de los hijos.

El informe subraya además la existencia de deudas impuestas, ya que más del 23% de las mujeres reconoce haber tenido préstamos a su nombre que fueron realmente utilizados por otra persona, una situación que compromete su solvencia financiera y limita su capacidad para romper con relaciones dañinas. La recuperación económica tras una relación de control se prolonga, según el estudio, más de tres años, un periodo en el que el 62% de las mujeres habría necesitado algún tipo de ayuda institucional que, sin embargo, no llegó a solicitar por desconocimiento, miedo o dificultad de acceso.

Encina advierte de que las creencias limitantes sobre el dinero, profundamente arraigadas en la cultura, actúan como freno adicional para la autonomía económica femenina y perpetúan un ciclo de vulnerabilidad. A su juicio, solo una combinación de educación financiera, acceso real a recursos y políticas específicas podrá revertir una brecha que se revela como estructural y que continúa condicionando la libertad y el bienestar de millones de mujeres en España.

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